El arquitecto y la canción del verano

En los ya casi cinco años que llevamos montado a los lomos de nuestro caballo de batalla diaria, nos ha dado tiempo a darnos cuenta de muchas cosas. Y las que con total seguridad nos quedarán por descubrir, al fin y al cabo eso es la experiencia, no?

Durante ese periodo nos hemos encontrados con clientes de todo tipo, con inquietudes totalmente opuestas cada uno de ellos -en muchos de los casos-, a los que dentro de nuestras posibilidades hemos intentado satisfacer en aquello que nos han demandado, siempre marcando unos límites razonables según nuestro criterio y nunca imponiendo egos personales. Tan común entre nuestro sector.

Muchas veces, cegados por una componente artística -inculcada de una manera errónea en nuestra formación académica-, se cree en esta bella profesión que se tiene la licencia para establecer el modo de habitar una vivienda que debe tener el usuario final, anteponiendo los pensamientos del arquitecto a lo que realmente se les demanda. Entendemos que hay más probabilidad de que el proceso de producción finalice satisfactoriamente cuando se comienza por tener claro qué quiere el cliente y a partir de ahí proponer, proponer y proponer…

Estamos de acuerdo en que a veces es frustrante realizar propuestas fantásticas con diseños fantásticos y que quien realmente va a habitar esos espacios no los comparta pero, ¿no es más frustrante aún que, una vez terminado todo el proceso, quien viene a buscarte no quede contento con el producto final simplemente por satisfacer nuestro ego?.

El error radica en que -por regla general- el sueño de todo arquitecto, cuando termina sus estudios universitarios y comienza su carrera profesional en solitario, es el de buscar un reconocimiento inmediato a través de un proyecto significativo que lo ponga en el escaparate. Haciendo un símil musical, buscar la canción del verano. En OyeMe arquitectura pretendemos realizar una carrera musical y esa sólo llega teniendo en cuenta a tu público en cada momento. Hay otra manera de hacer las cosas y, ahora más que nunca, debería ser el camino para salir de este hoyo. ¿Tú oyes?.

Posted on: 26 abril, 2013, by : oyemeblog